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Todos hacemos música: la melodía de la inclusión

Foto del escritor: LagartopiaLagartopia

Por Luciana Panizza | @LucianaPanizza


Está comprobado que la música enriquece al ser humano en múltiples aspectos: escucharla dispara la dopamina en el cerebro, neurotransmisor relacionado con la sensación de placer. Además, según un estudio del Instituto Neurológico de Montreal, la música controla el estrés y la ansiedad, ayuda a salir de la depresión, incrementa la memoria y la concentración y en los niños tiene grandes efectos favorables, ya que estimula su cerebro haciéndolos más sensibles a cualquier estímulo de otro dominio.



En estos beneficios se basó Ralf Niedenthal para fundar Todos hacemos música, organización sin fines de lucro creada hace diez años con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidades, generalmente cognitivas, a través de actividades musicales. Entre muchas otras disciplinas, el proyecto está pensado desde la visión de la musicoterapia, término que según la Federación Mundial de Musicoterapia hacer referencia al “uso de la música y/o sus elementos (sonido, ritmo, melodía, armonía) realizado por un musicoterapeuta calificado con un paciente o grupo, en un proceso creado para facilitar, promover la comunicación, las relaciones, el aprendizaje, el movimiento, la expresión, la organización y otros objetivos terapéuticos relevantes, para así satisfacer las necesidades físicas, emocionales, mentales, sociales y cognitivas”.


Emplazada en el corazón de San Isidro, de acuerdo con su página de Facebook- en donde los seguidores ascienden a casi 10 mil - Todos hacemos música se encarga de llevar a cabo zapadas, conciertos, talleres y campañas solidarias junto a otras organizaciones. Además, produce videoclips concientizadores en las redes sociales y en los medios de comunicación. De esta manera, la organización ayuda a los que deseen inscribirse a mejorar su motricidad fina y desarrollar las emociones y la creatividad.


Además de Facebook, Todos hacemos música tiene una página de internet y perfiles en Instagram, Twitter e Youtube. En esta última red social, se suben videos en los que se hace público todo el talento de sus integrantes. Entre ellos, se destacan Los Sabadabadú, banda formada en 2013, que se convirtió en la portavoz del mensaje que quiere transmitir la organización. De esta forma, el conjunto musical ya recorrió con sus canciones varios canales de televisión, como C5N o América. Asimismo, el proyecto se encarga de unirse con otras asociaciones que persiguen el mismo fin -ASDRA (Asociación de Síndrome de Down de la República Argentina) o Playing for change, entre otras- y filmar videos musicales con canciones de su autoría en las que participan los voluntarios pero principalmente los inscriptos en Todos hacemos música, con el objetivo de plantear un mensaje inclusivo. Así, vieron la luz composiciones como Juntos es mejor, Lo que sé hacer, Un mundo mejor o Ayudar.


Los artistas más reconocidos en el ámbito nacional también están comprometidos con la causa y apadrinan a la organización: entre muchos otros, se destacan Daniela Herrero, Javier Calamaro, Guillermo Novellis (La Mosca), Lali Espósito, Abel Pintos y Patricia Sosa. En un plano internacional, Joan Manuel Serrat e Ismael Serrano. Algunos de ellos fueron más allá y quisieron prestar su voz para algunas estrofas de los videos musicales.


Al no perseguir objetivos económicos, un gran sostén de Todos hacemos música son, además de las donaciones, los voluntarios. Tal es el caso de Valeria Casal, estudiante de 22 años que es voluntaria desde hace dos y medio. Ella cuenta que se enteró del proyecto una vez que vio a Los Sabadabadú en una presentación. “Me pareció una idea increíble ya que la música para mí es un pilar fundamental de la vida. Sentí que era una forma re linda de ayudar y de conectar, porque a mi entender la música une y conecta muchísimo, explica. Además, añade que para convertirse en voluntario se puede contactar a la organización por sus redes sociales o por su página web, pero que es necesario hacer una capacitación ya que “hay que entender que unirse es sinónimo de compromiso y de estar ahí para los chicos cuando necesiten una mano”.


Los voluntarios, entre muchas otras actividades, se encargan de organizar salidas culturales con los “chicos” como ellos los llaman, aunque a Todos hacemos música acuden personas de todas las edades. Según Valeria, los eventos a los que asisten están mayoritariamente ligados a lo musical: pueden ser recitales o una presentación de una banda en un bar. “Lo que pretendemos con las salidas es crear un lazo social, demostrar que ellos son como todos y tienen ganas de ir a escuchar una banda y tomarse una cerveza, aclara. Por otro lado, son los responsables de organizar el concierto de fin de año, que funciona como una muestra para los proyectos que se llevaron a cabo durante el año. “La energía que se siente en las muestras de fin de año es mágica, hay un ambiente de puro amor”, sintetiza la voluntaria.


El mensaje de Todos hacemos música es transparente y está planteado desde su nombre: todos somos capaces de producir arte, en este caso musical. Todos tenemos en nosotros lo que se necesita para crear algo bello, no importa cuál sea nuestra condición física o cognitiva.

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