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El cine bajo el peronismo: control y censura.

Foto del escritor: LagartopiaLagartopia

Actualizado: 13 ago 2018

Por Tomás Onorato | @Onorato_Tomas


La respuesta política a los problemas de la sociedad del ‘40, el peronismo, no sólo primó al proletariado como objetivo de bienestar y prioridad para el trabajo del Estado, sino que además dio importancia a la comunicación con el sector. Ahí entra en escena la esposa del presidente Juan Domingo Perón, Eva Duarte, la conexión más directa y personal que tenía el máximo mandatario con el pueblo. No obstante, tras la muerte de Evita en 1952, junto con la crisis del modelo peronista, la prensa se tornó en un problema. “La respuesta del peronismo es un aumento en el control sobre la sociedad, que se hace efectivo sobre los medios de comunicación”, describe el historiador Gustavo Álvarez. Dentro de esos medios destaca el manejo del cine.



La censura en la industria cinematográfica tuvo algunos elementos claves durante la época. “La “neutralidad” asumida por el gobierno militar argentino a partir del 43 hizo que los Estados Unidos restrinja drásticamente su venta de celuloide a la Argentina, material entonces considerado como valor estratégico” explica Javier Ozollo, doctor en Ciencias Sociales, en su escrito Informe sobre la historia y la actualidad de la cinematografía mendocina. Esta insuficiencia de materia prima demandó un manejo arbitrario del Estado sobre la industria del país con récord en producción anual de películas. La principal consecuencia fue la monopolización del celuloide por las grandes productoras, como Argentina Solo Film, cuyo exponente, Luis César Amadori, director, era simpatizante del peronismo, aspecto que remarcaba en los profundos argumentos sociales de sus películas.


Otro importante nombre que sonaba en la productora era el de Raúl Apold, exponente del sistema propagandístico peronista, quien en 1951 encabeza la Comisión Nacional Calificadora. Así el estado controló que ningún filme atacara el “elevado nivel moral y cultural alcanzado por el pueblo argentino”. El ente se mantuvo hasta el tercer gobierno peronista, basado en el Código Hays, impuesto por Roosevelt. Su trabajo durante el mandato militar condenó a pioneros como Hugo Del Carril, cineasta y actor, a la cárcel. Finalmente, culminó en la dirección de Miguel Paulino Tato, hombre que tiene el récord de censura cinematográfica en la historia nacional.


“Esto a la larga termina haciendo que el mercado que habían ganado las películas argentinas en Latinoamérica se pierda en manos de Hollywood”, relata Gustavo Álvarez sobre el resultado de estos hechos. Y para concluir, “si la historia del cine está incompleta sin la historia de su censura, la historia de la cultura contemporánea, en consecuencia, está incompleta sin la historia de la censura del cine”, reflexiona Hernán Invernizzi en su libro Cines rigurosamente vigilados.

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