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El argentino que soñó con Dreamworks y terminó jugando en Disney-Pixar

Foto del escritor: LagartopiaLagartopia

Actualizado: 28 ago 2018

Por Felipe González | @Feli_gonzalezb


El dibujante trabajó en la animación de películas de como Spirit, Matrix y Spiderman e ideó algunos personajes de Ratatouille. En exclusiva para Lagartopia, relata lo que para muchos dibujantes es un sueño: su carrera.


“Mi primer trabajo de caracterización fueron los personajes humanos de Ratatouille”, cuenta Luis Grané, un animador-dibujante argentino, que además narra su experiencia en las mejores productoras de cine estadounidense; anuncia su nuevo proyecto, una película en México y cuenta cómo comenzó haciendo comerciales en Londres. También, se muestra muy crítico de los cómics con animación y se posiciona en contra de las exigencias del público de historietas.


Grané empezó estudiando Medicina, pero luego decidió dedicarse al diseño gráfico, que lo apasionaba ya desde joven cuando caricaturizaba amigos de secundaria y profesores. A los 23 años, decidió irse a Londres, y allí tiene una anécdota especial con el famoso Oscar Grillo: “Yo me mandé directamente al estudio. Llegué y le dije ‘¿Qué hacés Grillo? Yo estudié en Garaycochea como vos’; me mira atónito y me dice que necesitaba pedir una cita. Un desastre. Y ahí arreglamos, le mostré mis dibujos, le gustaron; pero no me podía dar trabajo porque yo no tenía permiso. Entonces, seguí un mes en Londres y después de un tiempo, me aceptó. Allá, estuve 3 años y medio haciendo comerciales”.


Luego estudió en Canadá donde Dreamworks lo contrató para hacer animación de películas. Su último film para la compañía creadora de Shrek fue Spirit donde estuvo a cargo de la animación. El dibujante fanático del fútbol cuenta que estaba “cansado de hacer dibujos realistas”. En ese momento, pasó a hacer personajes para Pixar, donde su estreno fueron los humanos de Ratatouille.


“Hice a Lingüini y a Colette, los protagonistas”, cuenta el afamado dibujante, pero la anécdota más interesante es con el antagonista: “A Anton Ego lo hice totalmente distinto. Leí en su descripción que era medio gordito, cara de sonso, bajito. El otro dibujante que hacía personajes lo retrató también, y quedó el que había dibujado él: flaco, alto y poco expresivo. A veces, ocurre que el personaje es tal cual, y otras evoluciona porque tiene cambios; y nosotros dibujamos un montón de tiempo antes de que se empiece a rodar la película”.


El argentino se caracteriza como una persona con una postura casi de abogado del diablo. Y así lo expresa en el balance que hace sobre sus 15 años en la creación de personajes y su trabajo predilecto, donde elige una compañía de las menos conocidas: “Me parece que mi experiencia más gratificante fue en Laika donde hice The Boxtrolls, porque es un estudio más chico. Ahora lo que hacen todas las productoras se ve igual, Laika siempre quiere hacer algo diferente. Tampoco hacen cubismo, pero si buscan algo innovador”.


Sobre el mundo del cómic y la cuestión de las historietas digitales, Grané se muestra un poco escéptico. Por un lado, entiende que el cambio es “lógico porque pasa lo mismo que con el cine y la música. Hoy, todo está en Internet”. Por el otro, entiende que el público “exige demasiado”, y amplía: “Ahora se usa darles un poco de movimiento a las historietas. No es un cortometraje tampoco. Para atraer un público joven no alcanza con algo estático, te exigen algo más. La gente pretende que un rayo dibujado tenga luz o se mueva. Es una lástima porque se pierde la idea del cómic. Vos no necesitas ver la hoja flotando, con verla doblada en el aire ya te imaginabas que iba a caer, es decir que requiere menos esfuerzo para interpretarla. Esto no ocurre en el arte contemporáneo”.

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