Por Felipe González Bueno | @feli_gonzalezb
Hugo Alconada Mon es una de las plumas más destacadas de nuestro país. Por su peso como investigador, por su prestigio en el diario La Nación, por hacer criticas a todo el espectro político sin distinciones; y sobre todo, por la calidad de cada uno de sus trabajos periodísticos (Panamá Papers, el caso Antonini Wilson, la causa Ciccone), fue capaz de ganarse el reconocimiento internacional. En septiembre de este año, Alconada presentó La Raíz de Todos los Males, un libro que saca a la luz el lado más oscuro de nuestro país. En esta oportunidad y en exclusiva para Lagartopia, el investigador más importante de Argentina cuenta el proceso que llevó a la creación de su nuevo libro, detalla las miles de fuentes y años información que recoge en sus capítulos e insta a los argentinos a transformar la realidad denunciada en el libro. Además, el autor trascendió su libro y ahora es testigo en la causa de "los aportantes truchos".
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-Está claro que para La Raíz venís recopilando la información desde mucho tiempo ¿Cuándo surge la idea de publicar el libro?
-Vengo haciendo investigaciones más grandes y más chicas hace 20 años. Estando en Tribunales hace ya un tiempo, me dio la sensación de que era una simulación y que en realidad era todo un acting, que iba a quedar impune. Esa primera percepción de que había un sistema de fondo que no importaba lo que investigara o saliera a la luz me hizo querer ir más allá. Eso que era una sensación me llevó a tirar de la cuerda y me encontré con algo que estaba allí. Se me había escapado la tortuga: había un mecanismo interno diseñado para el robo y la impunidad. A partir de allí, empecé a ver si esa hipótesis iba tomando consistencia. El resultado es este libro. En realidad, esta obra, lleva 2 décadas de acumulación de material, 2 años de sistematización y de trabajo continuo tratando de darle forma de no menos de 5, como mínimo.
-¿El punto de partida para tu trabajo son los testimonios o el material que vas encontrando?
- En cuanto a fuentes y documentos, me apoyé en ambas; utilicé infinidad de libros, citados en la bibliografía. Después, tengo cajas de documentación acumuladas, alrededor de 25. La mayoría en el diario, otras en casa y muchas cosas que las usé, las escaneé y las subí a Internet. Hay mucho de eso, y mucho de fuentes. El libro sobre el caso Ciccone tenía casi 200 testimonios, esa investigación se convirtió en un capítulo de mi libro La Piñata y este último es apenas un pedazo de La Raíz. Con lo cual, tenés cientos de personas que hablan, y después las específicas, a las cuales fui a buscar para este libro en particular. Con ellas me reuní personalmente y extraje información.
-Hacés mucho énfasis en las voces del libro, ¿Tenés un cálculo aproximado de cuántas fueron, contando a los que colaboraron en su edición?
-La verdad, no te las puedo mensurar. Si para Ciccone hubo 200, que fue un capítulo de La Piñata, que luego se transformó un pedacito de La Raíz, estamos hablando de miles de fuentes consultadas en los últimos años. Mi agenda de teléfono está superando los 10 mil contactos, con números no sólo de Argentina, sino de otro países. Encima, yo cambio el celular una vez al año, toma unas cuantas horas hacer el traspasamiento de toda la agenda. En cuanto a la elaboración del libro, el primer borrador tenía unos 600 mil caracteres, eso se los di a 6 personas de extrema confianza, pero muy críticos de mi trabajo. Varias veces me han expuesto falencias, contradicciones, lagunas e inconsistencias. Por eso se los di, para que hicieran lo mismo. Son un economista, un político profesional, un ex funcionario de la Oficina Anticorrupción, un lobbista, un abogado, y un funcionario de un organismo multilateral. Estos lo fajaron al borrador y me devolvieron las correcciones. Con eso, yo modifiqué y lo extendí. A su vez, se lo di a dos verificadores de datos que peinaron párrafo por párrafo. Con las ediciones, volví a modificar el borrador. Para después dárselo a la tres abogados. Con sus sugerencias, lo cambié, y con todo eso, hice el definitivo. El sexto borrador se lo di a la editora de la editorial, Paula Pérez Alonso, que a su vez le imprimió sus ideas. Eso es todo el proceso de elaboración y los implicados en el libro.
-Al margen de esta publicación, te caracterizás por criticar a cualquiera sin distinciones políticas. ¿Cómo se logra eso trabajando para un diario con una línea editorial tan marcada como La Nación?
-Creo que no hay una contradicción o una diferencia entre tener una firma en un diario que puede tener una posición ya sea Página 12, La Nación, el New York Times o el Street Journal, y después poder criticar a tantas personas. Creo que es una cuestión personal. Eso es propio de cualquier periodista. Algunos se sienten más cómodos, otros menos exponiendo su propia postura. Yo soy del segundo grupo cuando me toca opinar, es decir estar de acuerdo con tal o cual idea o propuesta política desde la perspectiva política. Incluso haciendo opiniones, me incomoda afirmar si el de Macri es un buen o un mal gobierno, porque mi trabajo es más técnico, de investigación. Después, si yo encuentro que hay un mal hacer sea de un funcionario de este gobierno, del anterior, de un economista o de un banquero me da exactamente lo mismo. La verdad, en cuanto a eso, en el diario obviamente hay muchos que creen que te bajan línea, yo le veo más riesgo a la autocensura que a la bajada de línea.
-Cuando uno se propone hacer una investigación, el objetivo es mostrar algo que está oculto ¿Qué verdad creés que estás sacando a la luz en este caso?
-No sé si es una verdad lo que estoy tratando de exponer y mostrar. Yo estoy planteando una hipótesis de trabajo ¿Es posible que haya un sistema montado para la corrupción y la impunidad en la Argentina? Mi sensación, mi conclusión es que sí, pero lo que le planteo al lector es ese punto para que sea él quien lo evalúe. Lo hice porque creo que es posible que exista esta teoría en la Argentina. Si esto es así, es necesario que la sociedad se involucre. Es la única forma de poder corregirlo. Dicho de otro modo, si hay un aparto montado para la impunidad y la corrupción que incluye a jueces, fiscales, periodistas, políticos, empresarios, sindicalistas, policía, SIDE y demás, ¿Por qué los beneficiarios de ese sistema van a querer cambiarlo? Si ellos lo modifican, van presos y pierden su patrimonio. Entonces, no van a tener ningún interés en transformar un sistema que los beneficia. De esta forma, ese sistema no va a ser diferente por los que están dentro, sino por presión externa. No estoy hablando de Estados Unidos, España o La Unión Europea, sino de La Sociedad Argentina que la mira desde afuera.
La propuesta del reconocido periodista hubiera quedado en palabras si no actuara de la misma forma que pretende que hagan sus lectores. Por eso, Hugo Alconada Mon se presentó a declarar en la causa de "los aportantes truchos", demostrando una vez más que su pluma no se tiñe de intereses políticos. Como consecuencia de su libro La Raíz, el investigador fue convocado a ampliar la información sobre los empresarios que financiaron la campaña de Cambiemos. Entre otras cosas, reafirmó que Macri le pidió el 1 por ciento de su patrimonio a fuertes empresarios -cosa que ya había sostenido en el libro- y señaló a Nicolás Caputo como director y aportante pionero de esa campaña. También, apuntó contra las candidaturas en 2015 de Daniel Scioli y Sergio Massa.
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