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La ESI y el abuso: la importancia de la educación

Foto del escritor: LagartopiaLagartopia

Por Martina Mongelluzzo | @MarrMonge


En los últimos meses el debate por la Interrupción Voluntaria del Embarazo volvió a poner en discusión a la ley 26150, mejor conocida como la ley de Educación Sexual Integral (ESI). Pese a diferir en la legalización del aborto, casi todas las posturas parecían coincidir en la necesidad de avanzar y profundizar con la educación sexual para prevenir embarazos no deseados.


Este año se aprobó en la Cámara de Diputados el dictamen que establece la obligatoriedad de la ESI en todos los establecimientos educativos del país. Por lo tanto, todas las escuelas públicas o privadas deberían incluirla en su plan de estudios sin depender de la aprobación de cada gobierno provincial, como sucedía hasta ahora. Sin embargo, con el paso del tiempo, grupos conservadores y religiosos comenzaron a oponerse a la aplicación de esta ley a través de campañas en redes sociales que llevaron a marchar bajo consignas como “Con mis hijos no te metas” donde denunciaban que esta disposición contenía "ideología de género” y que era “perversa y cargada de pornografía". Pero esta ley no sólo fue creada para prevenir los embarazos no deseados: educa desde la raíz.

Sancionada en 2006, la ESI fue pensada para que se imparta desde el jardín de infantes hasta los estudios terciarios. Con ella se busca crear vínculos libres de todo tipo de violencia a partir del respeto a la diversidad sexual y para que los niños, niñas y adolescentes aprendan a conocer su cuerpo y a cuidarlo. Por otro lado, fue concebida para que los y las menores logren diferenciar o reconozcan cuando se trata de un abuso sexual: gracias a su aplicación en diferentes ámbitos educativos de Santa Fe, se detectaron 368 casos de abuso sexual infantil y adolescente, de acuerdo a un relevamiento del Ministerio de Educación.

Según datos del programa “Las víctimas contra las violencias” promovido por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, entre noviembre de 2016 y febrero de 2018 fueron atendidas 3.049 víctimas de abuso sexual en todo el país, donde el 69% corresponde a niños, niñas y adolescentes. De ese total, 7 de cada 10 víctimas menores de 18 años son niñas y casi 2 de cada 3 agresores (64%) son familiares.


Según Ana Valeria Horber, psicóloga a cargo de la atención de pacientes con diagnóstico de Abuso Sexual Infantil (ASI) y perteneciente de la Red de Psicológxs Feministas “el abuso sexual infantil deja una huella imborrable, es una especie de cicatriz, que queda para toda la vida.” Y agrega: “La superación de este hecho tan traumático depende de la detección temprana y la intervención sobre el mismo de profesionales especializados en la problemática”.

Asimismo, el manual de orientación de Abuso Sexual en la Infancia de Save The Children remarca: “Es importante que los adultos acepten la posibilidad de que los niños y niñas pueden estar siendo abusados por personas claves en la propia familia o grupo de confianza mucho antes de que puedan detectarlo. También que reconozcan que pueden pasar años antes de que el niño/a rompa el silencio y se anime a pedir ayuda y que este horror puede estar pasando sin que tengamos ni la más mínima sospecha. Por eso la necesidad de difundir y capacitar a la población sobre cuáles son los síntomas y señales de alerta. Los adultos sensibilizados pueden ayudar al niño a hablar y a pedir ayuda precozmente.”


Según aproximaciones de la Organización Mundial para la Salud (OMS), 1 de cada 5 niñas y 1 de cada 13 niños son abusados sexualmente antes de los 18 años. Sin embargo, se estima que solo el 10% de los casos son denunciados, y sólo 1 ó 2% de los casos denunciados reciben condena. Horber explica esto: “La vergüenza es una de las características psicológicas presentes en los niños abusados, quienes no suelen hablar de todo su sufrimiento, de todo lo que han vivido, simplemente porque sienten vergüenza de relatar detalles referentes a la sexualidad adulta.”

Frente a este panorama, resulta fundamental que la ESI sea dictada en las escuelas desde el jardín hasta la adolescencia para comprender, identificar, prevenir y aprender a pedir ayuda a tiempo.


Si sufriste o crees que algún niño o niña pudo haber sido víctima de abuso sexual llamá al 0800-222-1717

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