Por Martina Mongelluzzo | @MarrMonge
Si bien denunciar un abuso es difícil, cuando se trata de uno cometido por un integrante de la Iglesia es peor. Los testimonios existen y las denuncias también, pero las condenas tardan en llegar o directamente quedan en la nada. Carlos Lombardi, abogado de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico de Argentina (SAE) sostiene que el procedimiento canónico en materia de abusos “es lisa y llanamente una parodia de proceso administrativo o judicial, o sea: una burla para las víctimas”.
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A lo largo de los años, la Iglesia modificó muy poco su actitud frente a la problemática de los curas abusadores. Según una investigación de la Agencia Télam, a partir del caso del sacerdote pedófilo Julio César Grassi en 2002, en Argentina se sumaron cuatro nuevas denuncias por año y en total la lista suma 62 clérigos acusados por abuso sexual hasta el 2017. Muchos de ellos ni siquiera llegaron a ir a la Justicia.
La SAE inició en 2013 por iniciativa de Julieta Añazco, sobreviviente del flagelo y actualmente una de las principales referentes de esta lucha. La organización se dedica a denunciar y a darle apoyo y visibilidad a víctimas de abuso sexual por parte de integrantes de la Iglesia. Está integrada por sobrevivientes, familiares de las víctimas, psicólogos y abogados. Lombardi expresa que la gravedad y extensión del problema de los abusos sexuales del clero “pudo recién ser visibilizado por la opinión pública gracias a las propias víctimas que se animaron a denunciar”. En los últimos meses se dieron a conocer cuatro nuevos casos a través de la Red. Sin embargo los registros oficiales no existen o no dan cifras certeras.
En estas situaciones, la máxima pena otorgada por la Iglesia es la expulsión del acusado del sacerdocio. Lombardi explica: “La Iglesia no modificó ni extirpó el sistema de encubrimiento que tiene en su estructura. Lo que hizo fue elaborar una serie de documentos, normas, instrucciones, líneas guía, medidas de profilaxis, que en nada han disminuido el flagelo ya que sólo buscan blindar la institución para seguir protegiendo a los abusadores”.
En agosto el Papa Francisco "imploró el perdón de Dios” por los crímenes sexuales cometidos por integrantes de la Iglesia en Irlanda, país en el que 14500 personas declararon que desde 2002 fueron víctimas de abusos sexuales cometidos por sacerdotes. A su vez, en los últimos días se publicó un estudio encargado por la Conferencia Episcopal Alemana que revela que al menos 1670 trabajadores de la Iglesia estuvieron involucrados en el abuso de 3677 niños. El abogado de la Red señala: “Nunca negaron el flagelo, sino que lo ocultaron por años, en cualquier parte del mundo. Además aún mantienen archivos secretos, por lo que es mentira si dicen que el asunto de los abusos los sorprendió y que lo único que les interesa es su credibilidad. No les interesan las víctimas: lo primero que declaran es que el flagelo los daña como institución”.
Excelente nota! Felicitaciones!